miércoles, 26 de septiembre de 2007

Mi Bohemia

Iba por ahí, con las manos metidas en los bolsillos rotos;

hasta tal punto mi gabán se volvía ideal;

caminaba bajo el cielo, ¡oh Musa!, y era tu vasallo.

¡Hay que ver! ¡Cuántos amores espléndidos he soñado!

Mi único pantalón tenía un hermoso agujero.

Pulgarcito soñador, desgranaba en mi trayecto

algunas rimas. Mi albergue estaba en la Osa Mayor.

En el cielo, mis estrellas tenían un suave frufrú.

Y yo las escuchaba, sentado al borde de los caminos,

aquellas gratas noches de septiembre en que sentía gotas

de rocío por la frente, como un vino reconfortante;

en que, rimando en medio de fantásticasa sombras,

estiraba, cojmo si fuesen liras, las gomas

de mis zapatos heridos, ¡a un palmo de mi corazón!


ARTHUR RIMBAUD

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