viernes, 10 de julio de 2009

roble

Era carpintera de su propia paciencia, silla tras silla dilataba el momento de explotar. No quería salpicar a nadie, ya todos sabían que tenían algo de culpa. Corroída por dentro, hediendo a jazmín por fuera. No esperaba más que segundos felices con el, que la llenaran por los días venideros, solitarios y con más de lo mismo. Mirar por el balcón ya no era lo mismo, ni hablar de las tardes de terraza, que se habían vuelto cansados recuerdos fácilmente olvidables (y odiables). No necesito mucho más, no estoy, te conozco? Abrázame, necesito tapar heridas nunca bien cicatrizadas, que intente ocultar bajo mi ropa, pero florecieron en las palabras que no quise decir y en los ojos que no pude mantener cerrados. Malditos ojos delatores se niegan a mis suplicas, como vidrios dejan ver mis órganos infectos, mis huesos deteriorados, mis músculos cansados. Cielos regalados? te los devuelvo quizás te hagan falta en el camino, no siempre hay luna llena para iluminar. Voy entendiendo todo, la ausencia de explicaciones me ayuda, sabes que prefiero no hablar. Pero estoy bien, siempre estoy bien. Encontré soles en los días grises, olor a mandarina entre los dedos, un paragua la noche de lluvia y pedacitos de chocolate en la heladera. Estas cosas me dan miedo, prefiero no enamorarme. Tengo ilusiones que quizás él me ayude a cumplir, el estallido puede seguir esperando, hasta tanto seguiré martillando sueños, clavando lamentos, pegando llantos, lustrando fantasías, barnizando sonrisas, armando sillas para sentarme y esperar.


Por Ximena (la princesa bacana)

3 comentarios:

Marshmallow dijo...

que sorpresa mas agradable!



aplausos para la princesa

Nati Alabel dijo...

"Carpintera de su propia paciencia" es una muy, muy buena frase.

Anónimo dijo...

tengo blogspot