martes, 16 de noviembre de 2010

La doña se desquicio, ella vestía a los muertos en la morgue del pueblo, un día decidió que su mente tomaría un viaje por lugares inexplotables, donde la carne no llega, decidió conjugarse ella sola con verbos desconocidos, un viaje de ruleros y pantufla solo eso llevaba en la bolsa del mercado. En el escote, en medio de sus tetas, encontró un pañuelo de tela viejo, lo levanto como bandera en su éxodo. Se convirtió en una viajera despojada, en una ausente de la materia, en una transeúnte de la nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que ingrata que puede ser la tarea de embellecer a alguien que no lo ha pedido y que ya no lo necesita. no? Canelita